Los primeros años de Estados Unidos independiente
Después de esta segunda guerra, Estados Unidos gozó de un período de
rápida expansión económica, sobre todo a partir de la colonización y
expansión hacia el Oeste. Ya a fines del siglo XVIII se había iniciado
el avance imparable de los colonos, bien desde los trece estados
originales (las antiguas trece colonias
que están representadas en las trece barras de la bandera
estadounidense) o directamente desde el continente europeo, por lo
general, emigrantes anglosajones (irlandeses, escoceses, ingleses y
galeses) y de otros países de la Europa Central y Occidental
(principalmente alemanes).
Muchos de estos inmigrantes viajaban desde Nueva York y Filadelfia
hacia la parte oriental del estado de Pensilvania, donde se construían
en el hoy conocido como Dutch Country las carretas de gran tamaño tiradas por mulas que se conocían como «Conestoga Wagons» ('carretas Conestoga').
Las inacabables caravanas de estas carretas fueron los verdaderos
motores de la ocupación progresiva del continente hacia el oeste. Sin
embargo, no se trató de la ocupación de áreas «pioneras» (es decir,
áreas deshabitadas que podían destinarse a la ocupación sistemática con
fines agropecuarios), ya que gran parte del territorio estaba
previamente ocupado por pueblos originarios,
colonos franceses procedentes del Canadá francés, así como todas las
ciudades fundadas por los españoles antes en los territorios de Arizona,
Texas, Colorado, Nuevo México, Utah, Nevada y California, ciudades que
ya habían crecido, incluso, antes de la expedición de los peregrinos en
1620 que dio origen a la formación de las colonias inglesas en el siglo
XVII. Así pues, ciudades como Detroit, Dubuque, Saint Louis, Nueva
Orleans, Baton Rouge, Des Moines, Louisville y muchas otras, ya habían
sido fundadas por los franceses bastantes años antes de esa especie de
estampida hacia el oeste, y lo mismo podía decirse de las ciudades
fundadas por los españoles que procedían de México, como Socorro, San Antonio,
Albuquerque, Santa Fe, El Paso, San Diego, San Bernardino, Los Ángeles,
San Francisco, etc. que se habían fundado durante los siglos XVI y
XVII.
Toda esta expansión hacia el Lejano Oeste (Far West)
se vio dinamizada por dos hechos muy importantes: el descubrimiento de
oro en California (1848) y la culminación de la red ferroviaria con la primera línea transcontinental en 1869 (el primer ferrocarril de vapor se había inaugurado en Baltimore (Maryland), en 1830). Una red nacional de carreteras y canales recorría el país, buques de vapor surcaban los ríos, y la Revolución industrial había llegado a Estados Unidos: la región de Nueva Inglaterra contaba con fábricas de textiles y Pensilvania con fundiciones de hierro. Para la década de 1850 había fábricas que producían artículos de hule, máquinas de coser, zapatos, ropa, equipos agrícolas, pistolas, relojes, etc.
Guerra contra Mexico
Entre las décadas de 1820 y 1830, después de la proclamación de la Doctrina Monroe
de expansión territorial hacia el Pacífico, miles de colonos
estadounidenses se establecieron en las comunidades anglosajonas de Texas (entonces territorio mexicano).
En aquel momento el gobierno mexicano se encontraba en una mala
situación económica al término de una guerra de independencia con España
que duró más de una década, y dio la bienvenida a los colonos. El
gobierno mexicano obtuvo fondos vendiendo tierras a estos colonos que
prefirieron mudarse a territorio mexicano en vez de pagar altos precios
en Luisiana y otros estados del sur. Estos colonos esperaban, además,
que Estados Unidos comprara Texas para proveer de más tierra a sus
nuevos ciudadanos.
En 1820 un empresario de Misuri, Moses Austin, había negociado con España
para que se le permitiera llevar 300 colonos a Texas. Stephen Austin,
el hijo (conocido como el padre de la República de Texas) siguió estos
planes con el nuevo gobierno mexicano, escogiendo colonos que fueran
buenos trabajadores y que pudieran ser leales al gobierno mexicano. El
gobierno mexicano, que había abolido la esclavitud, toleró que los
colonos trajeran sus esclavos para trabajar las tierras y venderlos a
otros colonos pero se listaban como «sirvientes contratados» (indentured servants en inglés). Problemas con el nuevo gobierno del presidente Antonio López de Santa Anna
causaron que los colonos se levantaran en armas y lucharan, con el
franco apoyo del «Norte», para obtener la independencia, ya que para
entonces los colonos anglosajones eran más numerosos que los colonos
mexicanos. Después de la guerra (1836),
Texas se estableció como una república independiente, pero casi
inmediatamente buscó su anexión a los Estados Unidos, que obtuvo algunos
años después.
En 1846 Estados Unidos incursiona en el norte de México en una zona
texana en disputa, donde las tropas son atacadas y como consecuencia en 1847 Estados Unidos le declara la guerra a México, venciéndole. Por el Tratado de Guadalupe-Hidalgo (1848) adquiere además de la zona en disputa, los territorios mexicanos de Alta California y Nuevo México que hoy actualmente conforman los estados de Arizona, California, Nevada, Nuevo México, Utah, y partes de Oregón, Colorado y Wyoming.
La abolicion de la esclavitud
Desde su nacimiento, Estados Unidos se convirtió en el más importante comprador de esclavos para satisfacer la demanda de mano de obra en las pesadas labores agrícolas. La esclavitud se extendió entre los estados sureños que practicaban principalmente la agricultura y a la postre se convirtieron en los estados secesionistas.
La Isla de Gorea, ubicada a unos cuantos kilómetros frente a la costa de Senegal,
en el océano Atlántico, fue el lugar desde donde se organizó el tráfico
de esclavos hacia Estados Unidos de América, que durante los siglos
XVII, XVIII y hasta la abolición de la esclavitud, en el siglo XIX, desplazó a más de 20 millones de personas de África.
En 1858, cuando el senador Douglas buscó la reelección, fue desafiado por Abraham Lincoln y el Partido Republicano (un nuevo partido en contra de la esclavitud, y que nada tenía que ver con el Partido Republicano de Jefferson).
En una serie de debates históricos con Douglas, Lincoln exigió un alto a
la expansión de la esclavitud. Estaba dispuesto a tolerarla en los
estados del sur, pero al mismo tiempo afirmó que «este gobierno no puede subsistir permanentemente siendo mitad esclavo y mitad libre».